El término ciencia deriva del latín (SCIRE) que
significa saber, conocer, pero el verbo latino (SCIRE) más que al
saber alude a una forma de saber y a la acumulación de conocimiento.
Para llegar a lo que hoy llamamos ciencia, hubo que recorrer
una larga búsqueda de 3 aspectos fundamentales: la mitología y la magia,
el conocimiento racional y la experimentación. Existen siglos de actividades
humanas que son precursoras de la ciencia.
Con la mitología y la
magia comienza el primer esbozo precursor de la ciencia. Una y otra dan
respuesta a las interrogantes que los hombres se formulaban en la antigüedad. Más tarde en el siglo VI (antes de nuestra era), la magia y
el mito se encontraron en crisis, cuando los griegos se pusieron en contacto
con culturas que poseían conocimientos y saberes técnicos, es decir, con
Babilonia y Egipto. Los Griegos arrinconaron las viejas explicaciones
mitológicas y mágicas trataron de develar la verdad utilizando el logo y la
razón.
Con Bacon se inicia una tradición de acumulación de datos,
de observaciones y de formulación de hipótesis, basados en la realidad objetiva
y racional, este proceso seda en el renacimiento siglo XVI.
Con Galileo y Newton se le da un carácter racional y
empírico a la ciencia, los argumentos de la autoridad ceden paso a la
verificación empírica.
Desde el siglo XVII en adelante la ciencia y la técnica se
van ligando en reciprocidad de funciones: la ciencia va dejando de ser una
actividad puramente intelectual en sí y por si un conocer cosas para ir
orientada a un hacer cosas.
Bacón rechazaba todo aquello que no estaba basado en la
experiencia, el empirismo de Bacón influirá en todas las formas de abordar la
realidad, la observación y la experimentación son las fuentes del conocimiento.
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