Las ciencias naturales han permitido que el hombre sea capaz de superar
enfermedades, de adaptarse al ambiente y de conocer el mundo que lo rodea,
mientras que las ciencias sociales han ido dando cuenta de cómo los seres
humanos se fueron organizando para sobrevivir, superando sus conflictos y
desarrollándose en interacción con los demás. Las ciencias formales establecen
los parámetros racionales que permiten trabajar en las demás ciencias, en
general lo hacen a partir de objetos o modelos surgidos de la abstracción.
La importancia de
la ciencia se dimensiona más en la medida que uno puede comprender la influencia
que estas han tenido a lo largo de la humanidad. La comprensión del hombre y de
su entorno fueron complementándose, y a partir de esta combinación es que se
fue alcanzando el desarrollo: la construcción de una ciudad, que es una
actividad enteramente humana, está sujeta a las condiciones naturales del espacio,
y necesariamente ese espacio luego determinará qué personas pueden habitar en
ese lugar.
La industria o la agricultura, los ámbitos
por excelencia en la actividad económica de las personas, siempre están sujetas
a la disponibilidad de recursos, por lo que necesitan nutrirse de los
conocimientos que aportan las ciencias naturales. El crecimiento de ambas
ciencias de manera complementaria es lo que ha permitido superar los mayores
obstáculos de la humanidad, dándole al hombre la posibilidad de llegar a una
situación como la actual, donde, por ejemplo, la esperanza de vida es mucho
mayor que algunos años antes, y se puede llegar de un continente a otro en el
término de horas.
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